Dentro de los viajes organizados hay un amplio rango de temáticas. Como agencia, seguro que has trabajado ampliamente los viajes de aventura, cosmopolitas, familiares o de naturaleza. Sin embargo, en los últimos años los viajes de carácter espiritual o religioso han ido aumentando exponencialmente como respuesta a una creciente necesidad de respuestas existenciales. Hay en la sociedad una inquietud por conocer y explorar los orígenes o el contexto de las distintas creencias religiosas, así como los lugares simbólicos que las representan.
Cada uno de estos destinos tiene un lugar especial en nuestro imaginario personal, bien a raíz de nuestra propia educación espiritual o bien alimentado por lecturas e intereses. En cualquier caso, los viajeros que se embarcan en destinos religiosos suelen estar generalmente motivados por una búsqueda de conocimiento interior y de respuestas a cuestiones espirituales muy personales.
Como agencia, debemos esforzarnos por ofrecerles una experiencia que esté a la altura de sus expectativas espirituales, y por tanto es necesario que nuestra propuesta de viaje se diferencie claramente del vacacional o el turístico habitual.
Déjate asesorar por un especialista
Si vas a iniciar tu primera incursión en el viaje religioso, déjate asesorar por los expertos, ya que cada creencia tiene sus propias características. Puedes hablar con alguien especializado en la religión o religiones en las que quieres centrarte y consultarle no solo los destinos de mayor relevancia, sino todas las necesidades que pueden surgir en el grupo y que, si no las conoces y tienes en cuenta en la planificación, podrían arruinar la experiencia de tus viajeros: ¿todos comen carne de cerdo? ¿Pueden viajar el viernes noche, o es un momento de recogimiento? ¿Deberías incluir una visita a un templo el domingo? ¿Las fechas elegidas para el viaje incluyen alguna festividad señalada que debas tener en cuenta?
Tener en consideración estos detalles marcarán la diferencia de tu propuesta: inclúyelos en las descripciones de los itinerarios diarios y actualízalas cuando sea necesario. De esta forma haces patente que tu propuesta está muy trabajada desde todos los ángulos, y que has dedicado tiempo y esfuerzo a conocer y aplicar detalles que harán de este viaje una experiencia inolvidable.
Haz que tu propuesta destaque
El mundo turístico es altamente competitivo, por lo que es clave reforzar el mensaje de que tu propuesta es única. Asegúrate de elegir los destinos cuidadosamente y de exponerlos en una propuesta visualmente atractiva, incluyendo fotos y enlaces a los distintos destinos, siempre teniendo en mente el propósito de tu grupo. Destaca qué aspectos religiosos de los que forman parte del itinerario son los más importantes, por qué los has incluido y qué pueden esperar de cada uno de ellos.
Recuerda que los viajes religiosos suponen una oportunidad de autoconocimiento, por lo que puede ser de interés incluir una visita de intercambio con alguna comunidad religiosa local, o una personalidad religiosa de relevancia. Asegúrate de añadir también alguna actividad ligera que contribuya al esparcimiento y relajación del grupo, así como tiempo libre para la reflexión personal o el rezo, e inclúyelo en la descripción detallada de la propuesta.
La seguridad es lo primero
Todo cliente busca que su viaje sea una experiencia 10, pero sin duda para el viajero que busca ahondar en sus orígenes religiosos la seguridad es uno de los temas más importantes. Asegúrate de ofrecerles en tu propuesta información que contribuya a despejar sus dudas acerca de este tema: incluye consejos sobre seguridad, enlaces a las recomendaciones oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores, así como los contactos de la embajada y consulados en destino. Les dará también mucha confianza conocer a su guía principal: deja que les explique, por ejemplo en un vídeo corto, cómo es la situación en cuanto a seguridad y turismo en su zona, despejando así sus dudas y ofreciendo tranquilidad.
Cohesiona al grupo
En un viaje de estas características es especialmente importante que las personas que integran el grupo establezcan vínculos de confianza y hermanamiento entre sí más allá del interés personal común en el destino. Puede ser positivo conectar al grupo incluso antes de iniciar el viaje para darles una oportunidad de conocerse y poner en común las expectativas que cada uno tiene puestas en la experiencia. Una vez en destino, asegúrate de proporcionarles un espacio virtual donde poder compartir con facilidad las fotos de cada día, o en el que estar en contacto para intercambiar impresiones y propuestas.
Ofréceles también la oportunidad de reflexionar sobre la experiencia: pregúntales qué les ha parecido el hotel, o si la visita al centro religioso que había concertado el guía ha cumplido sus expectativas. Te será de gran ayuda de cara a la planificación de futuros viajes y como opiniones para otros clientes.
Incluye opciones para todos los gustos
Cada persona busca algo distinto en su viaje espiritual: hay quien decide no dejar ningún rincón por explorar, y otros necesitan más tiempo de recogimiento personal. Es por tanto muy positivo que, además de las excursiones generales, los viajeros tengan la opción de reservar actividades adicionales en cada destino. ¡Asegúrate de que tienen un acceso cómodo e intuitivo a estas ofertas, de forma que puedan decidir reservarlas de manera espontánea!
Recuerda que un viaje religioso o espiritual es más que un traslado turístico: es una experiencia transformadora, única, a menudo pensada y soñada durante muchos años y con una gran carga emocional. Tu cliente necesita que tu agencia esté a la altura de sus expectativas, ofreciéndole una experiencia que lo acompañe en la planificación y el trascurso del viaje.
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